Economía local sustentable, comercio y empleo justos

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En muchas ocasiones hemos hablado de los límites del sistema, de que este sistema nos llevó a esta situación extrema de cambio climático, de deterioro social, de dependencia económica, de dar la espalda a la naturaleza y de un consumo desbocado insostenible. Esto nos lleva a la impotencia de no saber por dónde empezar.

Pues aquí tenemos algunas ideas para ponernos en marcha hacia una solución nada fácil y dolorosa.

“Transformar la economía global hacia la sustentabilidad, sustento justo, empresas sociales”

Hoy en día la economía impera como la disciplina maestra a la que se subordinan todos los temas. La ecología es considerada un subsistema de la economía. En consecuencia, el medio natural se considera un banco de recursos para las actividades humanas.

Nuestra tarea, en el camino hacia la sustentabilidad, es revertir esta ecuación, considerando adecuadamente que la economía es un subsistema de la ecología. Dentro de este nuevo paradigma, la escala y la forma de las actividades económicas estarían limitadas por la capacidad de carga de los distintos ecosistemas de la Tierra.

Para comenzar el cambio hacia un nuevo paradigma necesitamos antes entender cómo nos metimos en este lío. Sólo así podremos superar el fatalismo tecnocrático que insiste en que no hay alternativa a la globalización neoliberal, y comprender las distintas opciones políticas que sostienen a este sistema tan antinatural e insostenible. Una vez realizado esto, podemos comenzar a determinar qué alternativas necesitamos y somos capaces de desarrollar para crear una sociedad más justa, sostenible y ecocéntrica.

Los últimos 250 años han traído un crecimiento sin precedentes de la actividad económica, consumo, agotamiento de recursos, residuos, crecimiento de la población humana y emisiones de CO2. Durante los últimos 50 años, estas tendencias se han incrementado exponencialmente.

Desde una situación en la que la mayor parte de la producción y el consumo tenían una base local, incluso en los países industrializados del Norte, hemos pasado a una donde, cada vez más, los productos son transportados miles de millas por avión o barco alrededor del mundo. Incluso para productos como la comida, que es perecedera y tiene características culturales y geográficas distintivas; muchos países exportan e importan cantidades casi idénticas de los mismos alimentos, incluyendo la carne y lácteos.

Se estima que, desde mediados de la década de 1970, nosotros, como especie, hemos estado comiendo el capital natural de la Tierra, en vez de consumir el interés anual autorregenerado, como ocurría anteriormente. Es más, si todos los habitantes de la Tierra consumiéramos lo mismo que el estadounidense medio, necesitaríamos los recursos de cinco planetas como la Tierra.

¿Qué podemos hacer?

¿Cómo sería una economía equitativa, resistente y sostenible? ¿Qué tipo de cambios políticos serían necesarios para establecerla? Entre las sugerencias más interesantes en los últimos años están las siguientes:

l Un cambio de paradigma hacia una visión holística del mundo.

l Contracción y convergencia: un modelo creado por el Instituto Global de los Comunes (Global Commons Institute) que pretende asignar a todos los adultos del planeta un mismo derecho de emisiones de efecto invernadero a un nivel sostenible.

l Reestructuración de los impuestos, desviándolos de las personas (impuestos sobre la renta, empleo, beneficios, valor añadido y capital) hacia el uso de recursos y la contaminación (impuestos sobre energía, tarifas de agua, tarifas de congestión de tráfico, impuestos sobre la creación de residuos, etc.).

l Acabar con el apoyo estatal a actividades insostenibles y derrochadoras (apoyos a la producción de energía a gran escala, a la agricultura industrial a gran escala, a la explotación de los combustibles fósiles, a la investigación y el desarrollo para el beneficio de grandes corporaciones, incentivos fiscales para las grandes corporaciones, entre otros).

l Introducción de subsidios para promover actividades sostenibles y favorables para el medio ambiente (agricultura ecológica y a pequeña escala, generación de energía a pequeña escala, ahorro de energía, transporte público y de bajo coste energético, etc.).

l Creación de una renta básica para el ciudadano.

l Formación de redes de comunidades sostenibles.

l Abolición de la deuda internacional.

l Promoción del comercio justo.

l Reforma, abolición o sustitución de las principales instituciones económicas internacionales: el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional y la Organización Mundial del Comercio.

l Introducción de un impuesto global (pagable como si fueran pagos de alquiler, para todos los países) sobre:

– Actividades que contaminan.

– Actividades que usan las comunidades globales, como, por ejemplo: rutas de vuelo, rutas de mar, zonas oceánicas de pesca, minería de los fondos marinos.

– Gastos militares y comercio de armas.

– Comercio mundial.

– Transacciones monetarias internacionales.

En el mundo industrializado necesitaremos encontrar una manera de redefinir. El objetivo es determinar cómo llevar a cabo una transformación en el corazón y en la mente de la gente basada en la valoración exhaustiva del vínculo asumido entre el consumo material y la felicidad.

Actualmente, los incentivos económicos se inclinan a favor de la producción y distribución en masa, y en contra de la producción y el consumo local, basado en el uso de materias primas obtenidas localmente. No obstante, en las condiciones imperantes, es mucho lo que pueden hacer las ecoaldeas y otras comunidades para alimentar y establecer sus propias economías locales.

El modelo de empresa social se ajusta especialmente bien a comunidades locales que busquen impulsar sus economías locales, así como también satisfacer objetivos ecológicos y sociales. Las empresas sociales son un elemento clave del creciente tercer sector de la economía y se sitúan en algún lugar entre los sectores público y privado, buscando combinar los mejores aspectos de ambos. Cubren un amplio rango de estructuras de propiedad y de actividades y se pueden definir como empresas cuyo objetivo primario es obtener un beneficio social o medioambiental y, secundariamente, un objetivo personal.

GEESE (Global Ecovillage Educators for a Sustainable Earth)

Gaia. Educación para el Diseño de Ecoaldeas

Economía del bien común, Entrevista a Jean Tirole

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Jean Tirole es un economista francés. En la actualidad ocupa el cargo de director de la Fundación Jean-Jacques LaffontEscuela de Economía de Toulouse. Fue laureado con el Premio del Banco de Suecia en Ciencias Económicas en memoria de Alfred Nobel en el año 2014 por su análisis del poder de los mercados y la regulación.

Fte. Wikipedia

Las reflexiones de un Nobel sobre los problemas que se vienen

Tirole: “Seremos más ricos y más sanos que nunca, pero los desafíos sociales son enormes”.

La economía no está ni al servicio de la propiedad privada y los intereses individuales, ni de los que querrían utilizar al Estado para imponer sus valores. La economía está al servicio del bien común para lograr un mundo mejor». La frase pertenece al premio Nobel de Economía 2014, el francés Jean Tirole y está en el comienzo de su libro «La economía del bien común». Con esa visión, Tirole estuvo el lunes y el martes en Montevideo donde participó de las XXXII Jornadas Anuales de Economía del Banco Central.

—Expuso sobre banca en las sombras y competencia y regulación— y de una clase de Microeconomía para estudiantes de la Licenciatura en Economía. Este ingeniero y economista francés de 64 años tiene más de 180 trabajos de investigación publicados y mantuvo una entrevista con El País vía correo electrónico donde se refirió a los desafíos de la automatización del empleo, la economía digital y el rol del Estado.

—La automatización del empleo plantea varios desafíos: ¿la regulación laboral es necesaria para proteger a los trabajadores en estos aspectos?

—La automatización y la inteligencia artificial plantean un serio desafío. El problema no es que ya no habrá trabajos. Con cada ola de progreso tecnológico en los últimos dos siglos, las personas consistentemente han predicho la desaparición de empleos. Pero siempre se crean nuevos empleos mientras otros se destruyen. El problema real es doble: primero, ¿los nuevos empleos serán atractivos para los trabajadores? ¿Se pagarán suficientemente bien y tendrán suficiente reconocimiento social para que la gente quiera hacerlos? Segundo, las mutaciones tecnológicas, como la globalización, enriquecen a los países, pero imponen costos de ajuste en algunas categorías de trabajadores. Un ejemplo de ello son las importaciones chinas en los Estados Unidos; no solo ayudaron a China a desarrollarse, sino que también beneficiaron a los EE.UU.; pero tuvieron importantes consecuencias redistributivas allí: los trabajadores en el Medio Oeste sufrieron, ya que los nuevos trabajos que se estaban creando eran diferentes y estaban ubicados en otros lugares.

No existe una solución fácil, pero una postura útil sería proteger a los trabajadores en lugar de proteger los empleos. Sería útil proteger mejor a los trabajadores, a través de un seguro de desempleo generoso (por supuesto, con la obligación concomitante de buscar activamente un trabajo) y una capacitación profesional. Proteger los empleos puede ser algo contraproducente: puede desalentar la creación de empleos (o más bien incentivar la creación de trabajos a corto plazo y poco atractivos) si los despidos son monitoreados por los tribunales; o, si la protección toma la forma de proteccionismo, puede crear monopolios ineficientes e inducir represalias por parte de otros países.

En el largo plazo, necesitamos mejorar la educación y hacer que el impuesto a la renta sea más progresivo (pero también más simple), al tiempo que se mantienen los incentivos laborales. Necesitamos apuntalar la aplicación de la ley antimonopolio para limitar el poder del mercado y la regulación financiera para que el sector financiero se concentre en productos útiles en lugar de actividades que crean una carga para el dinero de los contribuyentes.

—Ha dicho que «a escala global, seremos más ricos, con mejores servicios de salud, viviremos más tiempo… Tendremos una mejor tecnología que nos ayudará a combatir el envejecimiento y lograremos una mayor riqueza en general. Pero habrá consecuencias que tendremos que enfrentar: una de ellas es que la desigualdad va a aumentar, tanto dentro como entre los países». ¿Cómo se puede lidiar con esto?

—Dejando de lado el caso de los extremadamente ricos (el 1% superior o el 0,1% superior), el debate sobre la desigualdad ha sido encendido por dos evoluciones clave. En primer lugar, ha habido una «polarización», un vaciamiento de la distribución de empleos ya sea en puestos de trabajo calificados con altos sueldos o en trabajos de servicios básicos de baja remuneración. Segundo, ha habido una disminución en la participación laboral: la participación de la mano de obra en el Producto Interno Bruto ha disminuido en todas partes, cuando solía ser estable (aunque no a nivel industrial). Hay varias razones para esto, incluido un aumento en la concentración y los márgenes en muchas industrias, pero todavía hay un debate sobre esto.

La evolución de la desigualdad es difícil de predecir, pero ciertamente hay una preocupación. La nueva riqueza y el empleo son creados cada vez más y más por un pequeño número de personas talentosas y emprendedoras en áreas como la tecnología de la información y la biotecnología. Estos talentos tienen alta movilidad a nivel internacional, lo que puede conducir a una competencia para atraerlos. Esta competencia puede tener dimensiones útiles (cuando los países compiten a través de mejores universidades y mejores entornos en general), pero también menos agradables (por ejemplo, la competencia fiscal). Esto podría aumentar la desigualdad entre los países y erosionar la base impositiva.

—¿Cómo es posible hacer que las grandes compañías respeten la legislación de competencia, cuando ya han sido multadas y continúan con prácticas ilegales?

—La política de competencia implica, en principio, multas acordes con el daño infligido por la práctica (dentro de un límite en la facturación). El desafío es tener un reglamento para la nueva economía. Las plataformas no siguen el modelo comercial clásico y los datos no son un bien estándar. Grandes economías de escala, así como importantes externalidades de red (quiero estar en Facebook si estás en Facebook; quiero usar el motor de búsqueda de Google o Waze si también los utilizas, ya que la calidad de las predicciones mejora con la cantidad de usuarios) implica que a menudo tenemos monopolios u oligopolios estrictos en la nueva economía. ¿Deberíamos separar a los nuevos gigantes? Google o similares son bastante diferentes de una compañía de electricidad, que tiene una tecnología estable y se puede dividir en segmentos relativamente claros (generación, transmisión, distribución). Los productos y servicios cambian muy rápido; además, los datos son una entrada común para (y el producto de) la mayoría de los servicios.

En cambio, los economistas deben ayudar a las autoridades antimonopolio a identificar conductas dañinas y diseñar remedios simples. Por ejemplo, las garantías de mejor precio (también denominadas cláusulas de nación más favorecida o paridad de precios) garantizan que el consumidor se beneficiará del precio más bajo de un bien o servicio al usar la plataforma. Como explico en «La economía del bien común», los economistas han demostrado que este comportamiento aparentemente benigno puede permitir que las plataformas cobren importantes tarifas comerciales a los vendedores que las necesitan para llegar a sus «consumidores únicos».

Los economistas también deben enfatizar la necesidad de «contestabilidad». El poder de monopolio es mucho menos dañino si los monopolios son mantenidos en alerta por la amenaza de entrada (de un competidor); luego cobran precios bajos e innovan, comportamientos que no necesariamente adoptarían si se asegurara su posición de mercado. Pero la mayoría de los participantes ingresan en un solo segmento, como lo hizo Google con la búsqueda y Amazon con los libros en línea. Es importante que los participantes que son más eficientes que el titular de un segmento de mercado puedan ingresar. También hay que desconfiar de la posibilidad de que las empresas gigantes puedan tragarse sistemáticamente a sus futuros competidores comprándolos. Y hay una serie de temas que debemos estudiar con más detalle, como la propiedad de los datos y las barreras de datos para la entrada.

—Usted ha dicho que «hay momentos confusos en los que el Estado pasó de ser proveedor a árbitro sin encontrar el ajuste con el mercado». ¿Qué sucede cuando el Estado todavía es un fuerte jugador del mercado con sus empresas? ¿Cuáles pueden ser los pros y contras para países como Uruguay? ¿Y cómo puede el Estado encontrar el ajuste con el mercado cuando su función principal es ser un regulador o árbitro?

—La propiedad estatal exhibe patrones diferentes en diferentes países y no tengo la experiencia para discutir el caso de Uruguay. Así que me contentaré con algunas observaciones generales. Primero, lo más importante es la existencia de competencia en igualdad de condiciones; incluso las empresas estatales adoptan un comportamiento diferente cuando se enfrentan a los competidores. Dicho esto, no es fácil preservar una cancha nivelada cuando una de las empresas es una gran empresa estatal. Esta última puede hacer lobby con su propietario, el Estado, para perjudicar a sus rivales. También puede beneficiarse de una «restricción presupuestaria flexible»: enfrentando dificultades, aún puede obtener financiamiento del Estado mientras que una empresa privada no lo haría de sus accionistas. Esta garantía implícita puede permitirle depredar (cobrar precios bajos para inducir la salida de los participantes) o hundir grandes inversiones que pondrán a sus competidores en desventaja. La empresa estatal también puede sufrir de exceso de personal.

En mi opinión, el Estado moderno es un Estado fuerte, que establece las reglas del juego e interviene cada vez que hay una falla del mercado. El Estado es un regulador en lugar de un jugador en conflicto.

—En su reciente libro «La economía del bien común» analiza las formas en que la disciplina y los economistas pueden ayudar a mejorar el bienestar en las economías modernas. ¿Cuáles son los principales problemas globales y cómo enfrentarlos?

—Hay desafíos económicos muy grandes por delante. Algunos son específicamente regionales, otros son más globales. Enfrentamos un entorno mundial difícil de muchas maneras: bajas tasas de interés, altos precios de los activos y volatilidad de los mercados financieros; alto endeudamiento privado y soberano; incertidumbre sobre el futuro de Europa; la transición de China de una economía convergente a otra de frontera; la reducción de las expectativas de crecimiento para la economía global; lidiar con la desigualdad dentro y entre los países, etcétera. El cambio climático y la falta de preparación para la revolución digital son primordiales. Tomemos lo último: seremos más ricos y más sanos que nunca y, sin embargo, los desafíos sociales son enormes.

Al final, siento que, contrariamente al estado de ánimo actual, los economistas son más valiosos ahora que nunca. Pero para que esto suceda, deben guiar a sus países a través de la revolución digital y sus numerosos desafíos socioeconómicos, y diseñar soluciones para el desempleo, el cambio climático, la regulación financiera, los monopolios, la pobreza y la desigualdad. Los economistas deben anticipar el cambio mucho más de lo que lo hacen actualmente. Sobre todo, deben explicar en qué son buenos y en qué son malos también y, con humildad y convicción, aprovechar la economía para el bien común.

OCDE, G20 y los «límites».

—En el ámbito de la transparencia fiscal, la OCDE y el G20 se han convertido, de hecho, en órganos reguladores de las normas. ¿Vamos a cuerpos supranacionales en otras áreas? ¿Qué ventajas y riesgos tiene?

—Hay muchas razones por las que los gobiernos, y no solo los mercados, fallan. Usted señala a uno de ellos: el hecho de que no hay uno, sino aproximadamente 200 países, y que los intereses nacionales son primordiales. Cada país está tratando de obtener un mejor trato, a veces a expensas de otros países y del bienestar general. Los ejemplos incluyen el cambio climático y la competencia fiscal. Los cuerpos supranacionales son útiles, pero tienen límites claros. Un caso ilustrativo es el cambio climático: obtener 196 signatarios en la COP 21 en París implicaba que el acuerdo estaría relativamente vacío (más allá del diagnóstico, que era bueno), ya que los países ricos en petróleo podrían no comprar la idea de desalentar el consumo de combustibles fósiles y la imposición de un precio de carbono.

FABIÁN TISCORNIA, El país Uruguay

jueves, 09 noviembre 2017

La Informática humanista

Informatica humanista 1920 - La Informática humanista

Seguimos pensando y teniendo la noción de la Informática como algo muy técnico y alejado de las emociones y sentimientos, sin embargo, aunque en estadios muy elementales, la informática no es más que una emulación del ser humano.

De hecho, ha sido diseñada y pensada por el hombre y para el hombre.

Desde el punto de vista hardware (lo físico) que podemos tocar, que pesa, que tiene volumen, que es tangible y podemos reconocer por nuestros sentidos; es donde podemos encontrar la emulación mas evidente. Y para nuestra sorpresa, superando en ocasiones con creces las características humanas. Me refiero a las cámaras que disponen los ordenadores, a las tarjetas de sonido y altavoces, a la sensibilidad de determinados sensores; nos ganan en resolución, numero de colores, de frecuencias, de velocidad, …, hasta en capacidad.

Desde el otro punto de vista, el software (el almacén del ámbito de las acciones) que es intangible, que no vemos sino en forma de archivo y que intuimos determinante para que todo funcione.

Esta parte tan sutil, es más compleja de aceptar y de evolucionar y aunque se han hecho grandes progresos, estamos aún por detrás de los complejos paquetes de software que tenemos en nuestro cerebro y de sus interacciones.

Podríamos considerar que nuestro cuerpo está al servicio del cerebro y ese servicio consiste en mantenerlo vivo formando una coherencia para ese objetivo.

Recordemos que las emociones y sentimientos están en el corazón que es una parte de nuestro cerebro, ahí es donde debemos llevar la mano.

Cuando se quiebra la coherencia física, es decir cuando un órgano nos falla y compromete la vida del cerebro, intentamos restablecer su funcionamiento y si es posible lo sustituimos.

En informática lo tenemos mas fácil, no lo reparamos, directamente lo sustituimos.

Cuando se quiebra la coherencia lógica, cuando hay una disfunción cerebral que afecta a la memoria, al razonamiento, los humanos dejamos de ser.

Somos lo que somos porque nos acordamos del ayer y anteayer de nosotros.

Si nos lavaran el cerebro, nos reprogramaran, nos clonaran, nos hicieran una puesta a cero cerebral; seriamos otros con la misma apariencia.

La reversibilidad efímera de la Demencia senil sea de tipo Alzheimer u otras se produce cuando reaparece la memoria y la coherencia lógica.

Al ordenador que formateamos el disco y le instalamos de nuevo todo, es otro ordenador con la apariencia del de siempre.

Quizás si pudiéramos hacer migrar toda la información de nuestro cerebro de forma que pudiera ser restaurada en otro soporte, estaríamos abriendo la puerta del mas allá.

Un backup total y un restore total.

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Cinco formas de entender el amor

5 amor 1920 - Cinco formas de entender el amor

Me gustaría compartir este reportaje reflexionado sobre el amor que Soledad Gago, publicó el domingo, 21 octubre 2018 03:55 en el diario El País – Montevideo

Estar en pareja es un desafío que cambia y evoluciona con el tiempo. ¿Cuáles son las claves para que perdure y se transforme?

Escribir sobre el amor es un riesgo. Todos los escritores y poetas, más allá o más acá, han escrito sobre él. Más explícito o entre líneas, siendo protagonista o secundario, el amor es y será siempre un tema sobre el que hablar, escribir, debatir y pensar. Y repensar. Quizás porque a todos en algún momento nos pasa, capaz porque en definitiva a todos nos ocurren las mismas cosas, porque a todos nos sucedió eso de que nos gustara un amigo de la escuela, eso de mandarle una cartita a través de una amiga o de pedirle “arreglo”, eso de ser novios sin hablarse. Capaz porque casi siempre todos tuvimos un primer beso y porque casi siempre todos nos enamoramos y porque casi siempre todos tuvimos alguna desilusión o se nos cayó alguna lágrima.

Dice la Real Academia Española que el amor es un “sentimiento intenso del ser humano que, partiendo de su propia insuficiencia, necesita y busca el encuentro y unión con otro ser”. Dice Mateo, 10 años, que el amor es más sencillo: “El amor es que te cuiden, que te quieran, que te protejan, que te cuide tu familia y que te quiera”. Dice, también, que hay distintos tipos de amor: “Amor de familias, amor de hermanos, amor de vecinos”. Agustina, de 14, dice que no sabe lo que es el amor, que no sabe, “sinceramente”, cómo hacer para explicarlo. Morena (15) dice que “es hacer feliz al otro y obviamente estar orgulloso de hacerlo”. Santiago (18), dice que va más allá de los sentimientos, que “hay que estar en los momentos buenos como en los malos y siempre cuidar a la otra persona”. Para Gerardo (34) “es reconocerse en el otro y conocer al otro más que a uno mismo”. Dice Adriana (52) que es sentirse “protegida, apoyada, contemplada en los momentos de dificultades”, que “lo es todo”. Para Luz (59) y Edison (61) es “compartir el día a día (…) y sobre todo apoyar” a sus hijos que son “el pilar” de su familia. Dice Enrique, (78), que el amor es haberse acompañado durante 50 años y preocuparse siempre porque el otro esté bien, que es no haberse ido nunca a la cama enojados.

Estas son todas historias de amor, cada una en una etapa de la vida diferente. Porque, así como nosotros crecemos y cambiamos, el amor y su concepción también cambia, muta, se transforma. Estas son todas historias de amor, que están para mostrarnos que, aunque a veces se termine, se quiebre o se enrede, el amor (ya lo dijo Mateo con sus 10 años) siempre es, tiene que ser, sencillo.

Intenso y erótico

Aunque la concepción del amor nunca es objetiva e intentar estructurarlo en una definición estática sería más complejo de lo que a simple vista parece, Juan Fernández Romar, psicólogo y profesor titular de Psicología Social en la Facultad de Psicología de la Universidad de la República, lo define “en un sentido muy general”, como “un tipo de vínculo afectivo intenso que tiene componentes eróticos y que busca perpetuarse. En un sentido más específico se trata de un fenómeno psicológico y afectivo complejo que incluye idealización de una persona; erotización de su figura; deseo de intimidad y expectativas de continuidad de una relación estrecha”.

A su vez, como explica el psicólogo, sexólogo y autor del libro Eróticas Marginales, Rubén Campero, el amor y su concepción es siempre subjetivo, y siempre se expresa de una forma diferente según el vínculo con tal o cual pareja, y el contexto. “Las maneras que tenemos de expresar, la forma de construir la afectividad, el erotismo, tienen mucho que ver con el desarrollo cerebral, las hormonas son fundamentales, pero todo eso se expresa en un terreno cultural y simbólico, donde lo simbólico se va como ‘encarnando’ psíquicamente para construir una subjetividad y una emocionalidad”, asegura. Y, en esa construcción del amor que vamos haciendo, la educación, que “empieza muy tempranamente”, va modelando y definiendo.

El amor, en tanto, va pasando por diferentes etapas según el momento de la vida y de la pareja. El primero es siempre el de los padres. Ese es, dice la licenciada en psicología Ángeles Suárez de Familias.uy, el que sirve como modelo. “Las primeras etapas, el amor primario, son fundamentales para desarrollar lo que es el amor hacia una pareja posteriormente”.

El principio

Como todo, el amor evoluciona. Y por lo tanto también lo hacen sus formas. Así durante la infancia, después de los 5 o 6 años, dice Suárez, comienza la fase del amor idealizado, que ocurre cuando el niño o niña se “enamora” de las personas cercanas como la maestra o la amiga o amigo con el que pasa más tiempo. “Es un amor más cercano a la amistad y a la admiración”. Después, aclara, en la adolescencia se ponen en juego otras cuestiones y el amor se empieza a entender de otra manera. “No solo está la idealización de la otra persona, sino que también entra en juego la búsqueda del placer. En esta etapa todo es mucho más intenso”, dice la especialista, Morena Caballero (15) y Santiago De Vries (18) se conocieron por Snapchat, hablando sobre la pelea de Floyd Mayweather y Conor McGregor del 26 de agosto de 2017. Después de unos meses, “como para romper el hielo”, Morena lo invitó a juntarse, a verse personalmente digamos. El 28 de octubre cumplen 10 meses juntos. Para ella el amor “es dejar de lado las preocupaciones y problemas de uno y ocuparse de hacer feliz al otro”. Para él, “el amor va más allá de sentimientos, esos sentimientos hay que demostrarlos con palabras, acciones, gestos”. Los dos dicen que les gustaría vivir juntos en un futuro, tener buenos trabajos y una mascota. En un futuro lejano, cuentan, les gustaría tener hijos.

“En términos generales las primeras experiencias amorosas románticas aparecen a menudo en forma algo indiferenciada de otras formas de amor en la pubertad o la primera adolescencia, principalmente como experimentación, aunque investidas con la fantasía de eternidad”, sostiene Fernández Romar. “En la adolescencia se vincula estrechamente con las prácticas eróticas y sexuales” No obstante, agrega el psicólogo social, “la sexualidad atraviesa toda la vida y es indisociable de la experiencia amorosa, aun cuando no haya una genitalidad muy marcada”.

“Lo vincular se vuelve muy importante en la adolescencia”, explica Campero. “El otro es muy importante, por tanto, la unión con otro distinto a la familia primaria, es decir, mamá o papá (o quien haga de), se vuelve relevante. Y ahí es donde el mundo exterior empieza a ser un elemento central, es como un segundo nacimiento de alguna forma”. El adolescente dice Suárez, vive con intensidad todas sus experiencias, y el amor, en tanto, no queda afuera.

Un paso más

Adriana Daners (52) dice que, si tuviera que volver hacia atrás, elegiría recorrer el mismo camino, porque ese camino la lleva, siempre, de todas las formas posibles, a conocer a Gustavo L artiga (52) cuando ambos tienen 15 años. Ella veranea con su familia en Lagomar y él vive allí, a ponerse de novios a los 16, a verlo los fines de semana y a hablar con él por teléfono durante horas, a decidir casarse contra viento y marea, a pelearla juntos, a tener su propia casa y entonces sí, a tener a sus dos hijos, Nicolás, de 25 y Natalia, de 23. Adriana dice que, si tuviera que volver hacia atrás, elegiría recorrer el mismo camino, porque ese camino la lleva, siempre, de todas las formas posibles, a su familia y a sentirse amada y plena y orgullosa por lo que han logrado juntos. Dicen, los dos, que su amor ha cambiado, pero es el mismo. Que ha cambiado porque también han crecido ellos y porque las circunstancias han cambiado, pero que es el mismo porque se han encargado de mantenerlo y de regarlo y de fortalecerlo, de no caer nunca en la rutina y de no dejar que el tiempo desgaste a la pareja.

La noción de amor en la etapa adulta cambia respecto a la adolescencia. “En la etapa adulta el amor suele expresar un nuevo posicionamiento frente a la sociedad en lo que respecta a la intimidad y la esfera de lo privado, configurando una unidad mínima de supervivencia material y afectiva, el refugio desde donde proyectarse”, sostiene Fernández Romar.

En esta etapa hay una construcción distinta que “nada tiene que ver con la idealización” inicial, dice Campero. El tiempo que lleva la relación es la que hace que sea “especial” y valiosa y el que hace a la construcción del amor. “Un factor importantísimo de la construcción de la intimidad con alguien a través del amor en términos afectivos sexuales, es la construcción de familiaridad, que es gran desafío. Venimos de una familia primaria, en la cual sentíamos esa familiaridad, el desafío es lograr construirla con otros”, sostiene el psicólogo y sexólogo.

Gerardo Begérez (34) y Sebastián Soldo (33) se conocieron hace 15 años en un boliche en Ciudad Vieja que ya no existe. Se miraron y fue suficiente. Sebastián se acercó, le preguntó a qué se dedicaba y Gerardo le dijo que era ladrón de bancos. “Fuimos a cenar a la casa de uno de mis amigos y nos pasamos toda la noche charlando y riendo, nunca más nos volvimos a separar”, cuenta Gerardo, que no es ladrón, sino que es actor y director teatral.

Su relación, dice, se basa en el respeto y la lealtad. “Es vital la comunicación y el respeto y por, sobre todo, solidificar la confianza día a día. Tratamos de mantener viva la relación, alejándola de la rutina y proponiéndonos retos, cambios, movimientos de vida que nos desafíen. En todos estos años cada uno ha crecido mucho profesionalmente (Sebastián es contador) y esto se debe, quizá, a que ambos apoyamos mucho la actividad del otro, y sabemos que, para crecer como pareja, es vital el crecimiento individual”.

Aunque no hay secretos, una de las claves para las parejas que llevan mucho tiempo juntas, dice la psicóloga Suárez, es no permitirse caer en la rutina. “Aunque me sorprende que cada vez llegan parejas más jóvenes y con poco tiempo, el principal problema de las que están hace mucho es la rutina, que no saben qué hacer y la pareja se desgasta”, cuenta. “Los adultos, sin embargo, tienen la facilidad para aprender las herramientas más rápido, son más constantes y más tolerantes”.

“Defino nuestra relación en base a tres pilares: la admiración hacia el otro (admiro su talento, su pasión por lo que hace y su entrega), la confianza y el compromiso. Estos pilares son la base en la cual trabajamos día a día para seguir construyendo lo que tenemos”, dice Sebastián. Y en la forma del verbo está la conclusión: seguir construyendo, dice, porque en el amor nunca nada está terminado.

Para siempre

A Enrique Pittamiglio (78) le fue suficiente una semana para sentir que la extrañaba y que la necesitaba. Para saber que aquello que los dos habían intentado disimular por temor a romper su amistad, era más real de lo que se imaginaba. Todo ocurrió en 1967, cuando fueron a cantar con el coro de Carmelo del que ambos formaban parte a Atlántida y Enrique decidió quedarse por siete días allí para encontrar al resto del grupo al fin de semana siguiente en Punta del Este. Sin embargo, todo había empezado diez años antes, cuando se conocieron, también cantando. “Fuimos amigos por diez años” -cuenta Mirta Musso (87)- “por eso cuando nos pusimos de novios, nos conocíamos tanto… y nos casamos un año después, en el 68”. Cincuenta años después siguen juntos, tienen dos hijos y cinco nietos.

El amor “en la vejez puede ser la posibilidad de una relación profunda de apoyo y comprensión recíproca”, explica Fernández Romar. Y es cuando la pareja alcanza tal nivel de madurez, resistió al tiempo y a cada obstáculo que haya surgido con él, no queda otra que pensar que el amor es para siempre, aunque haya cambiado su forma y en esta etapa se trate más de un compañerismo mutuo.

Las diferencias en cada etapa de la pareja, dice Enrique desde el teléfono del living de su casa en Carmelo, están dadas por la edad: “La primera fue la de asentamiento de la pareja y la búsqueda de los hijos, queríamos hijos enseguida y llegaron enseguida. Después la etapa en la que los estás criando y aparecen otras responsabilidades a compartir. Es una experiencia importante porque al ser dos personas distintas pensábamos diferente, entonces teníamos que charlar mucho sobre esos temas. Al principio el amor está formado por muchos ingredientes, entre los cuales uno muy importante es la pasión, que con los años va disminuyendo, pero si hay un amor verdadero, existe el compañerismo y persiste aquella amistad, es para siempre. Ahora somos otra vez un par de grandes amigos, nos queremos mucho, nos apoyamos muchísimo”. Y Mirta, desde el otro teléfono, dice que ella se siente “muy segura y muy querida”, que tiene una gran suerte: “He tenido a mi lado a un ser muy especial y me siento muy orgullosa de nuestra familia”. Dicen, los dos, que, si pudieran pedirle algo a la vida, le pedirían más de lo mismo. Y lo mismo, es lo que pediríamos todos si pudiéramos pedir: un poco más de amor, un poco más de eso que nos hace bien.

La historia de Luz y Edison: un desafío en cada momento

Luz Avila (59) y Edison Paz (61) viven en Durazno y están casados hace 35 años. Se conocieron cuando ella se mudó al barrio de Edison y estuvieron de novios durante cinco años. “Ese tiempo fue suficiente para conocernos y posteriormente tomar la decisión de casarnos. Vivimos momentos felices y también algunos no tanto, siempre apostando al buen diálogo para sortear juntos los obstáculos que la vida misma nos iba presentando”, cuentan. Dicen que la pareja no cambia, sino que lo que cambia son los desafíos y las metas en cada etapa. Dicen, también, que la llegada de sus hijos, si bien cambió las responsabilidades como pareja, los fortaleció aún más y que entonces el amor creció y se extendió, se multiplicó por uno, por dos y después por tres. Que ahora, el amor es compartir el día a día, apoyarse mutuamente “en las tareas que uno o el otro desempeña”, seguir respetando los espacios de cada uno. “Y sobre todas las cosas” -dicen, como queriendo remarcar que no nada de lo que dijeron es tan importante como esto- apoyar a nuestros hijos permanentemente, que son el pilar fundamental de nuestra familia”.

Soledad gago

domingo, 21 octubre 2018 03:55

Publicado en el País – Montevideo

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Entrando en los recuerdos

Entrando en los recuerdos 1920 1024x683 - Entrando en los recuerdos

Imagen de Anrita1705 en Pixabay

Una disculpa para pensar en los mayores, en la tercera edad, en los adultos mayores (AM), que mas da como les llamemos, si es la intencionalidad, el matiz lo que hará “canalla, despreciable o falto de consideración” el nombre que utilicemos.

Acabamos de vivir una experiencia negra, muy negra y dura, siendo solamente observadores, imaginaros como se sentirían los protagonistas y todos sus estrechos allegados. Estamos de acuerdo que tenemos que cambiar las cosas y podríamos comenzar por el principio y nos topamos de nuevo con el sistema, el modo de vida, el paradigma que nos conduce hacia donde hemos llegado.

¿Cómo debería ser?, pues por una vez no estaría mal mirarse el ombligo y ser conscientes de adonde queremos y aspiramos llegar, porque nadie queremos quedarnos atrás, cuanto mas adelante podamos llegar mejor; pero cuando nos dicen que lo estamos haciendo con lo que sentimos ahora, con nuestra fuerza, nuestra seguridad, nuestros recursos que nos permiten una cierta libertad y autonomía; además desde el punto de vista social pues queremos ser queridos, aun tenidos en cuenta, participativos porque podemos, aun así no somos objetivos lo estamos haciendo desde nuestra situación actual y podemos corregir este desfase en el tiempo. Afortunadamente la propia naturaleza nos limitará el sonido para no oír ciertas cosas. Y nos rebajará el umbral de realidad para “entender” o convivir con determinadas situaciones.

Que significa cuando decimos que queremos seguir viviendo como si estuviéramos en nuestra casa; ¿Nos estamos refiriendo al salón, al estudio, a nuestro baño? No son las cosas materiales, aunque también nos influyen, para evitar la desubicación por un exceso de novedades. Lo más importante son las personas, los hijos naturales y políticos, son los nietos, son los vecinos, son los amigos, son personas que interactúan con nosotros; lo que hemos nombrado tiene sentido de parentesco de afectos positivos y negativos, no son personas anónimas con sus problemáticas que nos atienden en un momento determinado, en lo que la mayor parte de las veces, se impone e importa para ellos como el convenio de los trabajadores de la empresa. No es sustituible, aunque en nuestra familia tengamos a alguien poco empático que solo se aguanta, asimismo.

El saber popular es muy sabio y dice que como en casa, en ningún sitio. Hacia donde nos conduce esto. Pues a mantener a los AM el mayor tiempo posible en casa con su familia, participando de las discusiones, de los enfados y de los enredos propios del momento.

No lleguemos a la decisión de algunos componentes de una tribu en Canadá en la que los propios mayores decidían cuando tenían que dejarlo y se iban solos al bosque para no volver y a veces del detonante era quedarse sin dientes y no poder ni malcomer. Aquí pretendemos hacer el favor a algunos mandándoles nosotros al bosque decisión que ellos no han tomado, con sentimientos no consensuados, de mala conciencia y desacuerdo.

Solo cuando el deterioro de la naturaleza de la persona obliga a dar un peor cuidado en tu casa que en otro lugar, deberíamos plantearnos priorizar para optar por una opción de mayor ayuda.

El conflicto que genera, además de la mala conciencia es la diferente consideración de afectos, amores y relaciones con las personas por la parte natural y política que también hay que consensuar.

A veces el conflicto es, como no puedo atender a mis padres en mi familia (por una imposición social de convivencia, la fuerza que ejerce mi familia, desde cónyuge a hijos, o de distancia) decido sustituir la parte afectiva de la familia por una persona ajena, que empatizará mas o menos pero que deja fuera de su sitio a los padres. Con esto que conseguimos, lavar la conciencia de uno mismo, pero no resuelve el problema. Frases entrecortadas que dicen los padres ante la decisión de hacerles volver a su casa para vivir solos, “jamás creí volver a mi casa, para estar solo/a”, pero por otro lado alguna conciencia se alivia. La miopía egoísta se instala fácilmente en nuestras vidas con tal de no molestar demasiado.

Una vertiente es considerar una atención medicalizada, siempre y cuando se pueda atender económicamente. ¿Es solución? Quien se plantea vivir lo que le queda en un hospital.

Otra parte del asunto se plantea en términos de inversión y justicia, cosa que la mayor parte de las veces los más íntimamente afectados se lo pasan por el “arco del triunfo” que denota una hipocresía insultante. Os suena, con lo que sufrió, sacrificó e hizo por tanta gente y por nosotros. Pero la vida sigue y nosotros no queremos que nadie ni nada desvíe nuestros planes, por esta razón decidimos por ellos lo que no quisiéramos para nosotros.

Simplificando mucho, la opción ideológica entre lo público y lo privado; consiste en lograr que lo público tenga la eficiencia de lo privado y lo privado tenga el alcance de lo público; y aun a nadie se le ha ocurrido como resolverlo.

Si parte de la solución es mantenerlos integrados dentro del núcleo familiar, pues veamos cuales son las desviaciones que se puedan producir y cuales las acciones.

csl

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