Entrando en los recuerdos

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Imagen de Anrita1705 en Pixabay

Una disculpa para pensar en los mayores, en la tercera edad, en los adultos mayores (AM), que mas da como les llamemos, si es la intencionalidad, el matiz lo que hará “canalla, despreciable o falto de consideración” el nombre que utilicemos.

Acabamos de vivir una experiencia negra, muy negra y dura, siendo solamente observadores, imaginaros como se sentirían los protagonistas y todos sus estrechos allegados. Estamos de acuerdo que tenemos que cambiar las cosas y podríamos comenzar por el principio y nos topamos de nuevo con el sistema, el modo de vida, el paradigma que nos conduce hacia donde hemos llegado.

¿Cómo debería ser?, pues por una vez no estaría mal mirarse el ombligo y ser conscientes de adonde queremos y aspiramos llegar, porque nadie queremos quedarnos atrás, cuanto mas adelante podamos llegar mejor; pero cuando nos dicen que lo estamos haciendo con lo que sentimos ahora, con nuestra fuerza, nuestra seguridad, nuestros recursos que nos permiten una cierta libertad y autonomía; además desde el punto de vista social pues queremos ser queridos, aun tenidos en cuenta, participativos porque podemos, aun así no somos objetivos lo estamos haciendo desde nuestra situación actual y podemos corregir este desfase en el tiempo. Afortunadamente la propia naturaleza nos limitará el sonido para no oír ciertas cosas. Y nos rebajará el umbral de realidad para “entender” o convivir con determinadas situaciones.

Que significa cuando decimos que queremos seguir viviendo como si estuviéramos en nuestra casa; ¿Nos estamos refiriendo al salón, al estudio, a nuestro baño? No son las cosas materiales, aunque también nos influyen, para evitar la desubicación por un exceso de novedades. Lo más importante son las personas, los hijos naturales y políticos, son los nietos, son los vecinos, son los amigos, son personas que interactúan con nosotros; lo que hemos nombrado tiene sentido de parentesco de afectos positivos y negativos, no son personas anónimas con sus problemáticas que nos atienden en un momento determinado, en lo que la mayor parte de las veces, se impone e importa para ellos como el convenio de los trabajadores de la empresa. No es sustituible, aunque en nuestra familia tengamos a alguien poco empático que solo se aguanta, asimismo.

El saber popular es muy sabio y dice que como en casa, en ningún sitio. Hacia donde nos conduce esto. Pues a mantener a los AM el mayor tiempo posible en casa con su familia, participando de las discusiones, de los enfados y de los enredos propios del momento.

No lleguemos a la decisión de algunos componentes de una tribu en Canadá en la que los propios mayores decidían cuando tenían que dejarlo y se iban solos al bosque para no volver y a veces del detonante era quedarse sin dientes y no poder ni malcomer. Aquí pretendemos hacer el favor a algunos mandándoles nosotros al bosque decisión que ellos no han tomado, con sentimientos no consensuados, de mala conciencia y desacuerdo.

Solo cuando el deterioro de la naturaleza de la persona obliga a dar un peor cuidado en tu casa que en otro lugar, deberíamos plantearnos priorizar para optar por una opción de mayor ayuda.

El conflicto que genera, además de la mala conciencia es la diferente consideración de afectos, amores y relaciones con las personas por la parte natural y política que también hay que consensuar.

A veces el conflicto es, como no puedo atender a mis padres en mi familia (por una imposición social de convivencia, la fuerza que ejerce mi familia, desde cónyuge a hijos, o de distancia) decido sustituir la parte afectiva de la familia por una persona ajena, que empatizará mas o menos pero que deja fuera de su sitio a los padres. Con esto que conseguimos, lavar la conciencia de uno mismo, pero no resuelve el problema. Frases entrecortadas que dicen los padres ante la decisión de hacerles volver a su casa para vivir solos, “jamás creí volver a mi casa, para estar solo/a”, pero por otro lado alguna conciencia se alivia. La miopía egoísta se instala fácilmente en nuestras vidas con tal de no molestar demasiado.

Una vertiente es considerar una atención medicalizada, siempre y cuando se pueda atender económicamente. ¿Es solución? Quien se plantea vivir lo que le queda en un hospital.

Otra parte del asunto se plantea en términos de inversión y justicia, cosa que la mayor parte de las veces los más íntimamente afectados se lo pasan por el “arco del triunfo” que denota una hipocresía insultante. Os suena, con lo que sufrió, sacrificó e hizo por tanta gente y por nosotros. Pero la vida sigue y nosotros no queremos que nadie ni nada desvíe nuestros planes, por esta razón decidimos por ellos lo que no quisiéramos para nosotros.

Simplificando mucho, la opción ideológica entre lo público y lo privado; consiste en lograr que lo público tenga la eficiencia de lo privado y lo privado tenga el alcance de lo público; y aun a nadie se le ha ocurrido como resolverlo.

Si parte de la solución es mantenerlos integrados dentro del núcleo familiar, pues veamos cuales son las desviaciones que se puedan producir y cuales las acciones.

csl

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