El Almanzor desde Dhamma Sacca – Candeleda (Ávila)
Imagen obtenida de: https://sacca.dhamma.org
Al pie del imponente Almanzor
Parece no hecho de piedra, sino de bronce
Bronce que el paso del tiempo lo recubrió de verde cardenillo.
Como una estatua firme y majestuosa
Parece un ser en postura sedente
Concentrado en sus adentros
E irradiando todo su portento
Me asomé a mi interior y vi
Trabajando la introspección de la meditación.
El lugar es la vertiente Sur de la Sierra de Gredos
El lado bueno, cálido en la luz y tibio en la oscuridad
Donde está asentado el Dhamma Sacca
La verdad del camino que nos conduce a la liberación.
csl
Llegué a Candeleda para hacer un curso de retiro en Vipassana de 10 días. Hablaban de la dureza, severidad y disciplina del mismo. Lo comparaban con la experiencia en un monasterio budista y así fue, exigente y para mí a veces duro.
De un, finales de febrero a principios de marzo de un año benevolente con el crudo invierno de la zona.
En efecto los cambios de tantos hábitos comenzaron a cobrar su parte de exigencia. Horarios de sueño de 21:30 a 4; por tanto, vigilia de 4 a 21:30; horario de comidas, desayuno 6:30, comida 11 y cena 17. Las comidas rigurosamente vegetarianas; el desayuno bien, la comida potente y la cena frugal, dos piezas de fruta. Compartir habitación con otras dos personas en modo campamento y baños con otros cinco. Sentadas de 1,5 horas seguidas. En total 5 horas de meditación antes de la comida y 5 horas después y a continuación una clase narrada de 1 hora y cuarto. Segregación por sexos. Silencio con todos los participantes, excepto con el manager, y profesor previa cita, para pregunta o entrevista, la diferencia de una y otra es el tiempo y número de preguntas.
Todos estos nuevos hábitos que nos incomodan también comenzaron a dar sus frutos pues fue mucho más llevadero concentrar la atención en las meditaciones que de eso se trataba.
Estaba en Dhamma Sacca para aprender la técnica de meditación Vipassana. Técnica que utilizó Siddarta Gautama “Buda” con la que se liberó y que recogió en documentos y tradiciones orales de la época para que fueran trasmitidos como procedimiento de práctica al que llamó Dhamma.
Entonces el Dhamma o “camino” según “Buda” nos conduce a lo que él consiguió, es decir. La liberación, “la iluminación”, “el nirvana”, gozando de esta forma de una falta de sufrimiento total, por tanto, una felicidad plena y total.
Dada la transcendencia del objetivo, es un objetivo para toda una vida, yo lo iba a conocer y practicar en 10 días y os lo estoy contando en los 10 minutos que tardareis en leer esto.
Desde el punto de vista estructural el Dhamma (el camino) se divide en tres partes que se deben ejecutar en orden y solapan de modo que cumpliéndolas en este orden se facilita el trabajo.
No los citaré con su nombre hindú o Pali para no distraer.
El primero es la “moralidad”. Son unos preceptos que hay que cumplir, por ahí comenzamos y se mantendrá vigente hasta el final. Es como los cambios de hábitos para favorecer lo que hay que hacer después. O en otras tradiciones religiosas “los mandamientos”.
En nuestro caso 5 preceptos, y son los siguientes:
- Abstenerse de matar a cualquier criatura;
- Abstenerse de robar;
- Abstenerse de toda actividad sexual;
- Abstenerse de mentir;
- Abstenerse de todo tipo de intoxicantes.
Los que continúan hasta el final añaden estos otros tres:
- Abstenerse de comer después de las doce.
- Abstenerse de entretenimientos sensoriales y de llevar adornos.
- Abstenerse de utilizar camas lujosas.
La moralidad no consiste en la obediencia a un ritual o código de conducta, se refiere a una pauta de hábitos sanos que elegimos de manera consciente y voluntaria.
Después y como decía, en segundo plano sigue el cumplimiento de los preceptos, ahora nos centramos en el adiestramiento de la mente mediante la observación de la respiración que nos ayuda a fijar la atención a un punto por donde pasa el aire procurando centrarse en un triangulo formado por la punta de la nariz y la comisura de los labios. Solo observamos, y dejamos ir a los pensamientos que se presenten, comenzando a estar atento a sensaciones producidas en esa zona. Si se presentan y son agradables no nos apegamos a ellas y si son desagradables no desarrollamos rechazo y aversión, nos quedamos en un punto neutro «ecuánime», aceptando la sensación.
Una vez meditado con esta práctica y conseguir la atención de la mente pasamos al Vipassana propiamente dicho, es decir observar las sensaciones de nuestro cuerpo y cuando se presenten sean agradables o no, nos quedamos, reconociéndolas, en un punto neutro desarrollando ecuanimidad ni apego, ni aversión. Los preceptos y la atención mental continúan presentes en otros planos.
Este es el procedimiento.
Que conseguimos:
Al imponernos una moralidad estaremos mas sanos y seremos mejores en todos los ámbitos de la vida (física y mentalmente).
El “Buda” cree que los acontecimientos de la vida nos repercuten en la mente viviéndolos de manera agradable, desagradable o neutra.
Si son agradables desarrollamos apego, atracción hacia ellos, pues nos hacen sentir bien, pero creamos una relación de dependencia. Si son desagradables desarrollamos como respuesta rechazo o aversión para evitar la incomodidad que nos hace sentir mal, por lo que aun formando parte de nuestra vida no queremos saber de ellos, y si son neutros nos produce indiferencia y pronto nos olvidamos de ellos porque, además, como todos ellos son impermanentes, pasan, aparecen otros con otras características que requieren más nuestra atención.
Al estar el cuerpo y la mente conectados, con cada acontecimiento provocamos una sensación que si es de apego o rechazo se guarda en la mente inconsciente generando consecuencias como la desdicha y sufrimiento.
Para resolver esto prestamos atención a las sensaciones de nuestro cuerpo observándolas cuidadosa y atentamente para que cuando afloren aquellas que están reprimidas por apego o aversión se reconsideren en el momento presente prestándoles ecuanimidad, es decir neutralidad, enmendando el error que en su momento cometimos al apegarnos o rechazarlas, liberándolas. Nos convertimos sin tener conciencia de ello en un “sensible escáner de sensaciones en nuestro cuerpo (bodyscan)”. De esta forma hacemos una limpieza y purificación de la mente llegando a un momento de gran pureza que elimina las impurezas de la mente y logra hacer sentirnos con una gran felicidad.
El objetivo de la meditación es la transformación personal. El yo que comienza la meditación no es el mismo yo que la concluye.
Solo hay un modo de saber si la meditación merece la pena y es aprenderla y llevarla a la práctica.
El ”Buda” dice que este procedimiento lleva a una gran sabiduría de acuerdo con la ley universal de la naturaleza y eso permite que esta práctica sea utilizada por cualquier persona independientemente de sus creencias en otras tradiciones religiosas.
El centro Dhamma Sacca de Candeleda (Ávila) pertenece a la fundación privada Vipassana Dhamma Sacca que organiza, coordina y administra los cursos y recursos, instalaciones del centro, con maneras y principios permaculturales (respetuosos con la naturaleza y medioambiente) que se observan en los diseños y materiales de las construcciones y en los diseños y replanteos del terreno.
A ellos mi agradecimiento y reconocimiento por cuidar y favorecer de manera generosa y altruista el aprendizaje de la técnica Vipassana, por cuidarnos físicamente y ponernos en el camino de la salud mental.
Si, tengo sugerencias que creo podría mejorar la estructura, acercamiento a la cultura occidental y temporización del curso, pero no es el momento ni el lugar para hacer tal cosa. No haré como el grupo de ciegos que, para conocer a un elefante, independientemente cada uno palpaba una parte diferente del mismo, llegando a conclusiones individuales y parciales, desde el que palpando a una pata lo asociaba a un árbol como el que palpaba la cola a un plumero, o cualquier otra cosa. Todo menos lo que entendemos por un elefante.
Como efectos secundarios, La práctica resuelve muchas de las enfermedades psicosomáticas y ayuda de manera determinante en el alivio y resolución de las llamadas actuales enfermedades mentales, como estrés, angustia, dolor crónico, depresión y sus recaídas, y las relaciones interpersonales.
El budismo no tiene mucho que ver con las tradiciones religiosas teístas, es más un tipo intensamente clínico y se asemeja mucho más a una psicología que a una religión.
La práctica budista es una investigación continua de la realidad, un análisis microscópico del proceso de percepción.
Que todos los seres vivientes sean felices
csl – labecos