Una visión para comprender como funcionan nuestras emociones

Emociones unsplash - Una visión para comprender como funcionan nuestras emociones

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1.- Nuestra capacidad de atención es limitada: Los pensamientos son el centro de nuestra vida, somos lo que pensamos.

Nuestra atención es tan limitada y selectiva que la interpretación que hacemos de todo lo que oímos, vemos o sentimos es única e incompleta. Por ejemplo: Al hablar de “algo que pasó”, es lógico que tengamos muchas percepciones diferentes a las que tienen otros. Pues fisiológicamente es imposible recordar el suceso de la misma manera, pues la memoria es limitada y las interpretaciones del suceso son subjetivas, se basan en nuestras experiencias personales anteriores. Por lo tanto, tenemos un recuerdo propio, único, limitado y muy afectado por la atención que prestemos a nuestros pensamientos en ese proceso. Pues vemos lo que pensamos y lo que pensamos lo atraemos.

“El que piensa en problemas, ve problemas y el que piensa en soluciones ve soluciones”.

Por lo tanto, en vez de perder el tiempo pensando en lo malo que pasó, aprovechémoslo hablando y pensando en lo que podemos hacer para que la próxima vez lo hagamos mejor, y de esta forma no pase lo malo.

2.- Sostener los sentimientos: No hay emociones buenas y malas.

Las emociones, en sí mismas no son buenas ni malas, depende lo que hagamos con ellas y de cómo las interpretemos. Y lo importante es saber reflexionar por que aparecieron, como nos sentimos con ellas cuál es su mensaje positivo, para así aprender a superarlas. Lo que no debemos hacer es justificarlas buscando un culpable fuera de nosotros.

La “ira” puede ser un sentimiento que nos dañe a nosotros y a los demás si es desmedida. Pero tiene su función positiva para aprender a “poner límites” cuando sentimos que abusan de nosotros.

Cabe destacar entre todas las emociones “la tristeza”. Por ser la única cuya finalidad es precisamente “parar para reflexionar” y así replantearnos las cosas con mayor claridad.

Se nos ha enseñado que las emociones “malas” hay que eliminarlas. Pero en realidad tienen una función didáctica, igual que las “buenas”, que nos ayuda a mejorar como personas. Para ello es esencial “mantenerlas” y reflexionar sobre ellas para superarlas, lo cual no resulta nada fácil, pero la experiencia siempre nos llevará a conocernos mejor, aunque la experiencia en sí no haya sido muy positiva.

3.- Empatía frente a simpatía

Para ayudar a los demás de verdad, debemos ayudarlos a “sostener su dolor”, simplemente escuchando con mucha atención, sin juzgar ni decirle lo que tiene que hacer, pues eso lo sabe mejor la persona misma. Y así extraerá su propio aprendizaje.

4.- El estrés y la capacidad de razonamiento son procesos incompatibles

Ya sabemos que nuestra atención es limitada, pero lo es más cuando estamos estresados. Pues tenemos un mecanismo que al aumentar el estrés nos disminuye la capacidad de atención. De esta forma ante un peligro grave solo nos permite pensar en sobrevivir, sin hacernos preguntas.

No es el momento de razonar cuando estamos muy estresados pues la atención está muy mermada y no razonaríamos correctamente.

Sin embargo, “el estrés en su justa medida” en muchos casos nos salva la vida, lo cual no está nada mal, ¡verdad!

5.- Tratar de evitar el malestar es el principio del problema

“evitar el malestar y el sufrimiento” es la forma en que nos autolimitamos y no hacemos frente a aquello que no nos gusta, perdiendo la oportunidad de “aprender a enfrentarnos a los problemas y superarlos”. Aprovechando aquellas situaciones que nos pueden ayudar a crecer y mejorar nuestra calidad de vida.

6.- Aprender la diferencia entre resignarse y aceptar

En la vida existen básicamente dos formas de afrontar las situaciones difíciles.

Una es “con resignación”: Ante una dificultad se sufre, se para y se autolimita. Viviendo con duda y culpa. -No se avanza-.

Y la otra es con “aceptación”: Que consiste en reflexionar, aceptar lo sucedido y avanzar mediante la acción. Para aprender y continuar conociendo nuestras emociones sin catalogarlas como buenas o malas. Dejando atrás la resignación.

avr – labecos

La búsqueda de la Felicidad – Un proyecto de Homo Deus

El sufrimiento - La búsqueda de la Felicidad - Un proyecto de Homo Deus

La imagen es una ilustración de la ley budista, esta ley, conocida como dharma o dhamma, es considerada por los budistas como una ley universal de la naturaleza. El sufrimiento surge del deseo; la única manera de liberarse completamente del sufrimiento es liberarse completamente del deseo; y la única manera de liberarse del deseo es educar la mente para experimentar la realidad tal como es.

El primer principio del budismo es: «El sufrimiento existe. ¿Cómo me puedo liberar de él?».

La felicidad es considerada uno de los objetivos a alcanzar de los retos futuros de la humanidad junto a la inmortalidad y a la divinidad, esto ya será cosa del Homo Deus.

Si también tratamos la felicidad como la ausencia de sufrimiento entroncamos con el budismo y este nos aboca a lo mental, la meditación. Algo ya iniciado y actualmente muy de moda, así:

El budismo plantea que el sufrimiento está causado por las pautas de comportamiento de la propia mente.

La mente reacciona con deseos que siempre implican insatisfacción.

la idea central es que nosotros somos felices cuando la realidad se aproxima o coincide con nuestras expectativas, entonces para alcanzar la felicidad debemos valorar la realidad y nuestras expectativas, cuando la realidad colme nuestras expectativas nos sentiremos bien y estaremos muy cerca de exclamar «soy feliz», en ese momento. Volver a ver la imagen del principio.

Somos seres espirituales – Somos vivientes necesitados

Según las grandes tradiciones religiosas nuestra mente está formada por un yo que depende de la necesidad que da lugar a una realidad representada. Somos vivientes necesitados donde construimos nuestra realidad en forma de deseos que también generan temores y se superpone al otro yo, el absoluto, el auténtico que nos permite alcanzar la paz y el conocimiento y que es el objetivo último.

Las tradiciones premodernas del conocimiento, como el islamismo, el cristianismo, el budismo y el confucianismo, la Biblia, el Corán o los Vedas. Si, Mahoma, Jesús, Buda y Confucio.

Somos vivientes necesitados

Este es el análisis que los maestros hacen:

La necesidad se manifiesta en el yo, como deseo. El deseo, -que es el dinamismo sentido de la necesidad-, interpreta la realidad. La interpretación que la necesidad hace de la realidad es una valoración. Así los correlatos del deseo son la interpretación y la valoración. La necesidad, así interpretada y valorada, desencadena la acción.

El deseo, la interpretación, la valoración y la acción forman una unidad articulada.

Los maestros saben que atacando cualquiera de los puntos de esta cadena se desarticula el conjunto.

Sabiendo que desarticulando el tándem El deseo, la interpretación, la valoración y la acción llegamos al Ser conciencia.

Conociendo que el sufrimiento está causado por las pautas de comportamiento de la propia mente y que esta reacciona con deseos y los deseos siempre implican insatisfacción.

Y que el control de la respiración actúa como un sedante y un freno para la mente.

La respiración tiene un papel tan nuclear en nuestra existencia, que cualquier alteración de la misma crea la sensación de poner la vida en peligro. Cuando la vida se siente en peligro, todo el interés se concentra sobre un único punto: salvarla. Cuando se interviene en la respiración, lo mental no puede permitirse el lujo de saltar de uno a otro de los objetos de sus construcciones. Cuando se controla el aliento, lo mental se calma. Mientras la atención se vuelve hacia la respiración y su control, los otros intereses se desvanecen y la mente se concentra sobre un único objeto con exclusión de los demás.

Nos empiezan a encajar determinadas disciplinas que se postulan para ayudarnos a conseguir lo más parecido y próximo al estado de felicidad.

Hablamos del Yoga, del Minfulness, etc.

csl – labecos

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